Mi abuelito

Esta semana he optado por escribir acerca de alguien muy especial para mí. Él, es el tronco de mi  árbol genealógico, ingeniero civil, escritor apasionado, héroe y sobreviviente.

Mi  bisabuelo, Ing. Modesto Absalón Ordóñez Gómez, nació en la Península de Santa Elena un 28 de marzo de 1911. Sus padres, Don Antonio Ordóñez Menoscal y señora Romelia Gómez Flores tuvieron 12 hijos de los cuales solo 9 llegaron a estado adulto.

Por el año de 1925, debido a las colosales inundaciones que soportó nuestro país, gracias al Fenómeno del Niño, la mayor parte de la población enfermó de tuberculosis, tifoidea, malaria, entre otros. Santa Elena no contaba con casas de salud, médicos o farmacias y por falta de vías de comunicación, permanecía aislada de Guayaquil.

Su padre murió de tifoidea en el año de 1925, su madre murió de tuberculosis en 1927, los demás enfermaron de malaria.

Después del fallecimiento de su padre, Gonzalo Ordóñez, el mayor de los hermanos, tomó la batuta del hogar cuando apenas tenía 17 años.

Mi abuelito inició y culminó sus estudios en institutos particulares de Guayaquil. Su secundaria, por ejemplo, la culminó en el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte, con una calificación de 10 por Aclamación.

La situación económica de su familia era precaria así que él había decidido no ingresar a la universidad  para ayudar a su hermano con el sostén de la casa. Sin embargo, con una beca otorgada por el Presidente del Consejo Cantonal de Santa Elena, inició sus estudios terciarios en la Universidad Central de Quito.

Firme en sus convicciones, como lo ha sido siempre y tratando de hacer prevalecer la justicia, participó en movimientos políticos de izquierda, luchando por la implementación de nuevos métodos de enseñanza. Lastimosamente, aquella lucha le costó la expulsión de la universidad por órdenes del rector.

Un par de años más tarde culminó sus estudios universitarios,  se casó con quien sería su compañera por el resto de su vida, señora María Graciela Dueñas Vaca que estaba esperando su primer hijo, mi tío Gonzalo.

Tuvo una vida dura y las cosas no se alivianaron con el pasar del tiempo,  pero para quienes tenemos el gozo de llevar su sangre, es un claro ejemplo de perseverancia y garra. Definitivamente mi abuelito ama la vida y se aferra a ella con uñas y dientes. Actualmente, tiene 99 años y en diciembre del año pasado, el  2010, su vida estuvo en riesgo pese a todo pronóstico médico, que hasta lo dieron por desahuciado, aún nos honra con su presencia.

Por su carácter implacable y por su autoritarismo se ganó la desaprobación de mucha gente, incluyendo a los parientes políticos, como padre fue muy estricto, intransigente e incluso frío, como abuelo fue y es el ejemplo a seguir de su descendencia y fuente de conocimientos, como bisabuelo es el ancianito más dulce que jamás esperé conocer, sus ojos se iluminan con la luz del recuerdo y cuenta las hazañas de mejores tiempos, está lúcido, cuerdo y recto como siempre pero el tiempo no pasa en vano y ahora ya no es tan duro.

Orgulloso creador de su propio imperio, líder, testarudo y muy racional. Graduado en Ingeniería Civil pero su corazón es de la literatura, ya que esta es su verdadera vocación pero decidió estudiar una carrera que le brindara un futuro seguro. Se abrió para él la puerta de los periódicos, así empezó su trayectoria de escritor. Alrededor de 5 años escribió para El Telégrafo y más tarde para El Universo. Esta posibilidad de expresar su opinión en dichos medios de comunicación se debe a la vasta cultura que posee, parte de ella adquirida en los centros de estudios y otra parte como autodidacta. Hasta la actualidad, ha escrito 32 obras. Escribió sobre la sociedad porque su interés siempre estuvo dirigido a impulsar el desarrollo de nuestro país, de hecho, en marzo del año en curso recibirá un nuevo homenaje, por su proyecto para implementar el agua potable y agua para riego,  en la hoy  provincia de Santa Elena.

Publicado por: Gypsy Vera