Conócenos!

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Johanna, Rosi, Kelly, Susan y Gypsy

viernes, 29 de octubre de 2010

Pedro Cieza de León

Cieza de León fue un historiador español que recorrió a pie desde Cusco hasta Cartagena en los primeros años de la conquista española, entre 1541 y 1550. Cieza fue un adelantado para su época que veía a los indígenas como seres iguales.

Ver a los indígenas como seres inferiores es un mal hábito heredado de la época de la colonia, y justificable únicamente por la extrema ignorancia de los europeos de la época, y el triste fundamentalismo de un Cristianismo mal entendido. Hoy sabemos que todos los seres humanos son iguales, y lo que hace que ciertas culturas sean más civilizadas que otra es más que las diferencias raciales, las diferencias culturales.

Sin embargo, aun si comparamos la cultura española del siglo 16 con la cultura indígena americana, tampoco tiene mucho asidero la concepción de que los europeos eran superiores. Veamos. En lo que respecta a vida en comunidad, los europeos del siglo 16 eran extremadamente individualistas, a diferencia de los indígenas, que sabían (y saben) vivir en comunidad y aceptan y comprenden las ventajas de la unión.

En lo que respecta a espiritualidad, los europeos del siglo 16 eran seres totalmente supersticiosos e hipócritas, mientras que los indígenas tenìan una espiritualidad holística que los llevaba a tener vidas auténticamente éticas. Es un dato interesante saber que en la cultura indígena, aun el día de hoy, no tienen una palabra para definir la mentira. Para la mayor parte de las culturas americanas aborígenes, la mentira no es una opción, porque quien engaña a los demás se está engañando a sí mismo.

¿En qué más los podemos comparar? Los americanos eran muy limpios, los europeos eran sucios. Los americanos vivían en perfecta harmonía con la naturaleza; los europeos vivían en ciudades hacinadas y llenas de pestes. Los europeos eran agresivos y sanguinarios, los americanos eran pacíficos y sonrientes (aún hoy lo son). Los europeos eran patéticamente materialistas, y su sed del oro los llevó a mentir, traicionar y matar. Y por si eso fuera poco, mientras en América florecían grandes civilizaciones con asombrosos conocimientos de arquitectura, astronomía y matemáticas, los europeos vivían en un oscurantismo religioso que negaba la ciencia y el conocimiento.

Entonces ¿de dónde salían las ideas de personas como Cieza de León? Cieza era un hijo del Renacimiento, un movimiento cultural en Europa que trataba de redimir la sabiduría de los antiguos griegos. Luego de siglos de oscurantista religiosidad, algunos europeos empezaron a cuestionarse su fundamentalista verdad, y empezaron a ver las cosas con un poco más de objetividad. Mientras la mayoría de los conquistadores eran aventureros deseosos de oro, Cieza era un renacentista interesado en descubrir los matices de las diferentes culturas. Recomiendo la lectura de su libro La crónica del Perú.

Rosi Villacres Landivar

El Dramaturgo José Martínez Queirolo



Guayaquil-Ecuador (1931-2008)

Con pocas excepciones, ya todos se han olvidado del más grande dramaturgo ecuatoriano de todos los tiempos y de todas las épocas.
José Martínez Queirolo, guayaquileño de nacimiento, ingeniero de profesión,
abandona la ingeniería, descubre que su verdadero talento está en las tablas y no descansará hasta el último hálito de su vida en escribir obras de calidad, que aunque ya han pasado varias décadas, siguen vigente en los colegios donde se representan obras como:
“La esquina”, “La casa del qué dirán”, “Los uno v.s los otros”, “La torre de marfil”, “El baratillo de la sinceridad”, “Q.E.P.D”, “Cuestión de vida o muerte” y muchísimas más.
Sus obras han sido representadas en América, Asia y Europa.
Aunque tuvo oferta tanto de Rusia como de los EE.UU, para frecuentar esos países, por su ideología, que debemos respetarla, jamás quiso salir de nuestro país al que le entregó su vida, su pasión, su alma.
Con su producción dramática aportó al acervo cultural del Ecuador, ganó todos los premios literarios a nivel nacional. Las obras eran representadas por él mismo, había nacido para ser actor, autor y director de teatro.
El genio del drama se ha ido, cambió de barrio como dicen los japoneses,
Pero qué ha hecho el estado o algún Ministerio de la Revolución Ciudadana, ¡Nada! Todavía no se han pronunciado en lo absoluto…ojalá algún día practiquen el valor de la gratitud, y conviertan la casa del dramaturgo (Bolivia #1018 y Ambato) en un Museo, y que además calles, colegios, etc. Lleven el nombre de este ilustre escritor.


Kelly Morales Asencio

viernes, 22 de octubre de 2010

Casona Universitaria

La Casona Universitaria es uno de los pocos vestigios físicos que aún conserva la ciudad de Guayaquil, habiendo sido declarado Patrimonio Arquitectónico de la ciudad en 1990.

En Guayaquil, los estudios universitarios empezaron en 1843. El 15 de Septiembre de 1883 se estableció la Universidad de Guayaquil, como ente de estudios superiores, cuando era Jefe Supremo del Ecuador Don Pedro Carbo. La Universidad del Guayas fue ubicada en el edificio del Colegio Nacional San Vicente, donde funcionó desde 1867 hasta 1898.
El primer edificio propio de la Universidad, fue inaugurado el 31 de diciembre de 1898, la construcción de madera estuvo localizada entre las calles Chimborazo y Chile, frente al, entonces, Hospital Civil que prestó servicios muy poco tiempo, fue destruida por el incendio de 1902.
En diciembre de 1902, luego de la petición hecha por el Consejo Universitario para que el Municipio le concediera un terreno; donde se había planificado la construcción de una plaza; siendo Rector el Dr. Julián Coronel, se ordenó la elaboración de los planos del edificio de la Universidad. Después de 3 meses, se presentó el proyecto ejecutado por el Arq. Rocco Queirolo.
El diseño de la nueva Casona dio paso al concepto neoclásico, movimiento arquitectónico del siglo XIX que representaba los ideales de la Revolución Francesa. La fachada está compuesta  por 4 grandes columnas con capitel de orden Corintio, sosteniendo las centrales del entablamento y frontón triangular; el interior se organiza alrededor de un patio con galerías, en el salón principal el espacio o la superficie del intercolumnio central es dominado por un arco de medio punto cuya clave es un escudo, una ventana de madera y vidrio y un balcón que remarca el centro como elemento principal de la composición, rasgo renacentista por excelencia.
La Universidad de Guayaquil inició sus actividades con las facultades de Medicina y Derecho. En 1904 se empezaron a dictar las primeras clases. Durante 1905 y 1906 se continuó el acabado exterior; (enyesado y pintura de la fachada, construcción de la vereda y muro en torno al edificio) y acondicionamiento interior (instalaciones de alumbrado eléctrico, colocación de línea telefónica, adquisición de mobiliario y adecuación de gabinetes).
Para 1930 se abrieron nuevas carreras lo que obligó a sus dirigentes a buscar otros espacios, asi se construyó lo que es hoy la Ciudadela Universitaria. Con el traslado de las facultades, la Casona alojó al cuerpo administrativo y ejecutivo de la Universidad, lo que produjo un deterioro acelerado de las instalaciones.
En 1995, el Abogado León Roldós asumió el rectorado de la Universidad y realizó un convenio con el Banco del Estado. La reconstrucción de la  obra se inició en 1996 y culminó en 1999. El responsable del proyecto de restauración fue Rafael Arizaga, quien hizo una réplica exacta del modelo original.
El Paraninfo,  salón solemne principal, contiene una galería con retratos de 12
hombres ilustres junto al majestuoso mural de Oswaldo Guayasamín titulado “A la Gloria de Bolívar”, y en el cielo raso, el retrato a la diosa Minerva,  diosa de la sabiduría.
Como parte de su historia, la Casona Universitaria fue sede de un conflicto civil.

El 29 de mayo de 1969, un pelotón de paracaidistas desalojó de la vieja Casona Universitaria de Guayaquil a más de 100 “protestantes”  invasores que se habían apoderado de ella exigiendo la abolición de los exámenes de ingreso.
La sangrienta jornada dejó un saldo de 6 muertos y 37 heridos. Sin embargo, todo esfuerzo fue en vano,  porque las autoridades de la Universidad sucumbieron ante la presión de una ola extremista que bajo el lema “Universidad para el pueblo”, logró que se firmara la supresión del antiguo sistema de selección académica.
Actualmente, la Casona Universitaria aloja al Instituto Experimental de Música de la Universidad de Guayaquil, es sede de ensayos, tanto del Coro de Niños de la misma entidad, como del Coro de Adultos. Además es sede de conferencias y eventos culturales.

Publicado por: Gypsy Vera

Huellas de Oswaldo Guayasamín


Oswaldo Guayasamín fue un pintor ecuatoriano, uno de los más importantes del siglo XX. Su fecha de nacimiento es algo incierta. En los libros del Registro Civil de Quito indica que nació el 6 de julio de 1919. Sin embargo, en el libro de Hélène Heyriès (L’CEubre de Guayasamín en realtion avec I’art précolombien de l’Equateur) que escribió en 1976 recopila una información muy importante acerca de este hecho. Según la confesión del mismo padre del artista, don José Miguel Guayasamín, el día en que nació su hijo fue tan grande la alegría que quisieron celebrarlo con pompos y platillos, olvidándose de aquellas formalidades que debían cumplirse cuando nace un infante de manera que no llenaron ningún papel. Entonces según su padre, la verdadera fecha sería el 27 de junio, pero fue una semana después de la fiesta cuando inscribieron al pequeño. Más al tener que pagar multa y para evitar esta citación adoptaron por determinar que el niño había nacido recientemente siendo fecha 6 de julio de 1919.


Guayasamín se graduó como escultor y pintor en la Escuela de Bellas Artes de Quito. Entre las obras que destacan de la época de aprendizaje  se encuentran los óleos: El Patio (1939) y Alumnos (1940). Ambos cuadros poseen cierto aire europeo y con una clara inclinación indígena. Desde ese entonces marcó la tendencia de su pintura, aquel reflejo de la realidad social en que mucha gente como él se desenvolvía. Su obra estuvo enriquecida con la esencia indígena de lo cual el artista se sentía muy orgulloso. En sus pinturas muestra a personajes aislados o a grupos de su ambiente, del entorno al cual el artista perteneció.


Algo interesante fue cuando un personaje importante de aquella época, Nelson Rockefeller, encargado de Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado, escogió cinco de sus cuadros. Guayasamín al ver que era una persona con alto rango creyó que debía regalárselos, pero éste recibió un cheque con una cantidad enorme que jamás había visto, ¡Esto le alcanzaría para una casa y pagar todas sus deudas!, es lo que probablemente pasó por la cabeza del artista quiteño. Contando con 23 años de edad fue invitado por el funcionario para que visite los Estados Unidos por un período de 7 meses.


Aceptó la invitación de Rockefeller y siendo el año 1943 se encontraba en los Estados Unidos para realizar una gira por los museos del mencionado país y exponer en aquellas tierras lejanas. De este viaje surge una historia particular, una expresión del ecuatoriano como gran artista y su única capacidad de comunicación con esta gente ignorante del idioma proveniente de las tierras del sur y del este, es decir, el español. Cuentan que al bajar a desayunar en el restaurante del hotel, Guayasamín pidió un huevo a la copa, pero al no ser comprendido decidió pintar un hermoso huevo. Sin embargo, los camareros seguían desconcertados y relacionaban al dibujo con una manzana, quizás una pera o un melón. Al ver los rostros confundidos de estas personas cogió una servilleta sobre la cual empezó a trazar “el proceso de creación de un huevo”. Como primer gráfico pintó a la gallina, después trazó una flecha que salía del trasero de este animal hasta un suelo imaginario donde dibujó un huevo. Luego, para seguir la secuencia de su mensaje, trazó otra flecha que guiaba hacia un cazo con agua hirviendo y, finalmente, hizo una flecha indicando un plato que sostenía una copa y dentro de ésta el susodicho huevo pasado por agua. De esta manera le comprendieron y este gráfico ahora forma parte de la colección particular de Rockefeller.


En su juventud obtuvo todos los premios nacionales. También obtuvo el Gran Premio de la Bienal de España en 1952 y más tarde el Gran Premio de la Bienal de Sao Paulo. Realizó unas 180 exposiciones individuales y tuvo una abundante producción en cuadros de caballete, murales, esculturas y monumentos. Tiene murales en Quito (Palacios de Gobierno y Legislativo, Universidad Central, Consejo Provincial); Madrid (Aeropuerto de Barajas); París (Sede de UNESCO); Sao Paulo (Parlamento Latinoamericano). Murió el 10 de marzo de 1999 a los 79 años de edad.


Este personaje ha dejado un legado bastante simpático y particular. Toma lo que tiene en su entorno para trabajar con lo cual expulsa un estilo indigenista y realista, de una sociedad o mejor dicho, de un pueblo oprimido, lleno de dolor y angustias. Siempre luchó por sus ideales, lo que lo convierte en ejemplo. No fue el hombre perfecto, pero si digno en seguir y con un corazón enorme. Podría decir que es como una vasija precolombina: áspera en su físico pero valiosa e histórica.


Para concluir este artículo he tomado una frase que merece ser reflexionada donde explica su visión como artista en el mundo en el que habitó: “Este siglo oscuro y violento que nos ha tocado vivir, me ha obligado a llenar mis cuadros de una inmensa tristeza…” “Creo sinceramente que el hombre que escribe un poema, buscando palabras y puntuaciones precisas, el creador de música que encuentra entre sonidos y espacios de silencio la melodía perfecta, el pintor que se mueve en un espacio cerrado y frío y hace vibrar con sus formas y colores el  mundo de su creación, el arquitecto que juega con volúmenes y perspectivas en el espacio, no pueden, estar lejos del hambre y sus problemas porque el creador de arte, de música, de poesía es ante todo un testigo desesperado de su tiempo.” -Oswaldo Guayasamín- 


Las Manos de la Protesta
Por Johanna Basurto

sábado, 16 de octubre de 2010

Bienvenidos!

Hola a todos!
Este blog esta enfocado en conocer, amar, entender y defender la cultura de nuestro país. Compartan con nosotras cada una de la experiencias que relataremos a lo largo de este semestre. Contamos con ustedes?
Bienvenidos entonces, no dejen de acompañarnos en esta tarea de retomar lo nuestro, rescatar nuestra identidad.